Historia del Ballet National Sodre – Uruguay

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En 1935 se ofreció el primer espectáculo de Ballet del Sodre con el estreno del “Nocturno Nativo”; de Vicente Ascone y coreografía de Alberto Pouyanne. Allí comienza una historia ininterrumpida que dada su proyección e importancia no es sólo la historia de un conjunto oficial, sino que abarca casi toda la danza de este país.

Los comienzos fueron modestos y prudentes. pouyanne brindó el impulso inicial con alumnos de su propia academia, gala Chabelska dio el toque ruso a eses tanteos y Lamberto Baldi aportó su espíritu orientador para las interesantes programaciones de los primeros años.

Las rutilantes visitas de los mejores elencos internacionales eran una feroz competencia para el grupito nacional y costó tiempo y sacrificios que el público le prestara atención. el prestigio coreográfico de Alberto Pouyanne creció considerablemente con la inauguración del teatro de verano del parque rivera, donde se estrenaron muchas de sus mejores obras. en su colaboración con Lamberto Baldi para escenificar diversos oratorios contemporáneos, el trabajo de Pouyanne tuvo un sello propio de gran refinamiento.

En uno de esos espectáculos de verano debutó un grupo de estrellas de la Opera de París y también actuó como bailarina huésped la famosa Grigorieva. a los franceses les gustó el ambiente artístico de nuestro país y a Grigorieva también. De ese contacto inicial nacieron los contratos de los futuros directores del Ballet del Sodre. Roger Fenonjois condujo el elenco en diversas etapas y Grigorieva alternó con él en dos o tres oportunidades.La influencia francesa y modernista de Fenonjois aportó obras de gran interés como “Juego decartas” y “Orfeo”; de Stravinski o “Dafnis y Cloe” de Ravel, mientras comenzaban a aparecer los primeros clásicos del repertorio; “Coppelia” y “Las dos palomas” la estrella de estos títulos fue la encantadora Lolita Parent, pero al volver ella a Francia, la uruguaya Tola Leff ocupó esos papeles y los desempeñó con gracia y brillo durante muchísimos años.

Tamara Grigorieva, Tola Leff, Alberto Pouyanne

Vaslav Veltchek, Raul Severo, Mara Cora y Olga Bérgolo, Yurek Shabelewski

Con Tamara Grigorieva irrumpió la gran tradición rusa de los herederos del Diaghilev. el gesto elocuente y la fuerza de sus clases transformaron a muchos elementos del elenco uruguayo y los hicieron progresar. el repertorio se enriqueció con las “Danzas Polovtzianas” de Fokine, “Los presagios”de Massine, “Les Silphides”de Fokine y el “Concierto”de Tchaikowski con coreografía de la propia Grigorieva.

El cuerpo de baile alcanzó gran categoría con invitados como Lia dell’Ara y Grigorieva junto a las primeras figuras locales, donde destacaban nítidamente Sunny Lorenczi y Raúl Severo.

A partir de 1954 irrumpió un director y un gran pedagogo centroeuropeo, Vaslav Veltchek. Montevideo había quedado deslumbrado con su compañía, el Ballet Infantil de Rio de Janeiro, y el SODRE decidió invitarlo a dirigir el elenco oficial por varias temporadas. Veltchek hizo progresar el elenco en línea y en estilo. Dejó como recuerdos imborrables de su talento coreográfico algunos títulos muy importantes como “La danza de los muertos”de Honegger, “Persephone” de Stravinsky y la “;Sinfonía Praga” de Mozart, debiendo destacarse su preocupación por utilizar música uruguaya en tres ballets: “Mburucuyá” y “La isla de los ceibos” de Fabini y la “Suite según Figari”; de Lamarque Pons.

Poco tiempo después Yurek Shabelewsky, que tenía la misma formación rusa de Tamara Grigorieva, se encargó de los destinos del ballet del SODRE y montó espectáculos ambiciosos de amplio formato como “El Moro de Venecia”, “Cascanueces” y “;Bella Durmiente”. Con Shabelewsky llegó la hora de los argentinos. El elenco nacional se había desintegrado y se necesitaban urgentes refuerzos. Se recurrió al ballet de La Plata y de allí vinieron varias primeras figuras y solistas entre ellos Margaret Graham, Tito Barbón y Eduardo Ramírez. Con esa inyección de sangre joven y buen entrenamiento clásico se pudo organizar una programación exigente y espectacular.Luego de Shabelewsky vino el período de la famosa bailarina argentina María Ruanova, de brillante trayectoria internacional. Con su autoridad y sus rendidoras clases, la técnica del ballet oficial reverdeció y se realizaron espectáculos de muy buen nivel como “Don Juan de Zarissa”de Tatiana Gsovsky, “El sombrero de tres picos”de Manuel de Falla con coreografía de Romanoff, “Concierto de Mozart” de Balanchine y varios más.picos”de Manuel de Falla con coreografía de Romanoff, “Concierto de Mozart” de Balanchine y varios más. Fugaces estadas de Anna Itelmann y de Tatiana Leskova aportaron elementos distintos a la ya variada programación del Instituto, hasta que finalmente vino un período anglo-sajón que nos permitió entrar en contacto con productos del neo-clasicismo norteamericano y de la escuela inglesa.

Responsables de ese cambio fueron William Dollar y Norman Dixon.Y así arribamos a la década del 70 con el prolongado período del Eduardo Ramírez quien en los momentos de crisis e indiferencia para con los destinos de nuestro cuerpo de baile, siempre supo asumir la múltiple responsabilidad de organizar, dirigir, poner coreografías, dar clases, planear giras y hacer actuar al elenco contra viento y marea. Fue una etapa despareja, con paréntesis de desánimo, pero meritoria y activa sin ninguna duda. El Ramírez coreógrafo dejó su “Toccata”con música de Chavez, “Romeo y Julieta” y “;La consagración de la primavera”como ejemplos valiosos de esa etapa. Margaret Graham se transformó en la nueva “étoile” que se necesitaba y Tito Barbón surgió como un coreógrafo de gran potencial creativo, mientras Ramírez se convertía en el príncipe de los papeles clásicos. Raúl Severo se había marchado al exterior, pero surgían nuevas figuras como Olga Bérgolo, Diego Alberto, Heber Arnoux, Rosario Hormaeche y muchos más.La buena disciplina y rendimiento de aquel nutrido equipo permitió que el SODRE contratara a grandes bailarines extranjeros que dieron lustre inusitado al elenco oficial. Alicia Markova y Roman Jasinsky intervinieron en una inolvidable versión de “Les Silphides&” y más adelante Margot Fonteyn y Michel Sommes electrizaron a los uruguayos con una “Giselle” para la historia.

Margaret Graham, Tito Barbón, Hugo Capurro , Eduardo Ramírez, Werther Gluck, Olga Bérgolo, Sunny Lorinczi, Norman Dixon, William Dollar

Maria Ruanova, Sara Nieto y Eduardo Ramírez

Los bailarines se iban renovando. Sara Nieto se transformó en la estrella de la nueva era.A lo largo de una década tuvo a su cargo el estreno de “La Fille Mal gardee”y otras obras neoclásicas y contemporáneas. También repuso versiones aclamadas de “Giselle” y “Cascanueces” .

El incendio del SODRE provocó una crisis de ambientación para el ballet del SODRE y la falta de una sala estable fue funesta para su futuro. Se realizan dos giras a Brasil.

Sara Nieto deja el Ballet del Sodre para integrarse al Ballet de Santiago, Chile, pero regresa casi anualmente como invitada.

En un breve y fructífero interregno actuó al frente del elenco Margaret Graham quien renunció casi enseguida, pasando a dirigir José Brum en el lapso de mayor declive del elenco. Ahora comienza nuevamente a recuperarse bajo la mano firme de Eduardo Ramírez, a quien nuevamente el SODRE recurrió para sacar a su ballet de otra crisis.

En 1986 Domingo Vera monta sus coreografías “Satori”; “Stabat Mater” con música de Pergolesi, Pulsación” con música de Piazzolla, “Retrato In Memoriam Edith Piaff”, etc. En ese mismo año el Mtro. armenio Vilen Galstián pone en escena “Don Quijote”, con música de Minkus y luego la argentina Adriana Coll monta uno de sus éxitos coreográficos: “Carmina Burana”.

En 1987 el coreógrafo cubano Alberto Alonso presenta “Delmira”;, el uruguayo Domingo Vera crea movimientos para la ópera “Yerma” de Villa-Lobos y Vilen Galstián pone en escena “Gaiané”, con música de Jachaturián. Al año siguiente Galstián logra montar ”Espartaco”; También con música de Jachaturián. En 1989 el cubano Gustavo Herrera monta entre otros trabajos ”Candomballet” y la uruguaya Elsa Vallarino, presenta “;Sucesos”, música de Bach y “El encargado” con música de Lamarque Pons.

Aparece un coreógrafo rumano-francés que en poco tiempo monta espectáculos que fueron grandes éxitos de público y crítica”Las cuatro estaciones”, “Sinfonía fantástica” y “Mozartissimo”. Su nombre es Gigi Casiuleanu.

Ya en la década de 1990, la Mtra. argentina Violeta Janeiro repone “;Melodía” con música de Gluck, “Sílfides”;, Segundo acto de “;El lago de los cisnes”,”;Baile de graduados” e “;Interplay”;. La chilena Berthica Prieto monta”Giselle” con los roles protagónicos de Sara Nieto y Rolando Candia y el también chileno Michael Uthoff, pone en escena un programa que incluye “Oda a José Limón”. El cuerpo de baile continúa enriqueciéndose con coreografías de Hilda Riveros y Edgadro Hartley (chilenos), siendo lo mas destacado una “Coppelia” por Sara Nieto y Luis Ortigoza y “Canto hondo a España&”, creación de Domingo Vera. La francesa Francoise Adret montó un espectáculo con coreografías propias que comprendió “Sinfonía fantástica”;, “Tristán e Isolda”y “Sinfonía de los Salmos”.

Desde finales de 1980 se sucedieron como maestros del Cuerpo de Baile Lidia Díaz, Nelly Casella, Ester García y Wilfredo Toumarán.

En 1994 se hace cargo de la dirección del Cuerpo de Baile la Mtra. cubana Elena Madan Vera, quien repone las coreografías de “Pas de quatre”, “Paquita”, etc. Al año siguiente Domingo Vera presenta nuevos trabajos y el bailarín Ricardo Alfonso debuta como coreógrafo con “t;Entre azul y Verdi”. Una nueva coreografía de “Carmina Burana”, esta vez del cubano Iván Tenorio.En 1994 se hace cargo de la dirección del Cuerpo de Baile la Mtra. cubana Elena Madan Vera, quien repone las coreografías de “Pas de quatre”, “Paquita”, etc.

También en esta década el Cuerpo de Baile participa en festivales de danza en Brasil y actúa en varias ciudades de Bolivia.

En 1996, con la presencia del Presidente de la República, Dr Julio Maria Sanmguinetti y el Intendente de Montevideo Arq. Mariano Arana, se despide como bailarina Sara Nieto secundada por el Cuerpo de Baile del SODRE con el segundo acto de “Giselle”.

Eduardo Ramírez, Estudio Auditorio Teatro Sodre hoy

Estudio Auditorio Teatro Sodre (1905-1971), Julio Bocca, Igor Yebra

Eduardo Ramírez monta “Cascanueces” Se realiza un taller coreográfico con trabajos de los integrantes del Cuepo de Baile. El argentino Rodolfo Lastra muestra sus trabajos sobre músicas de Bach y de Mahler. El chileno Jaime Pintos forma un espectáculo con sus propios trabajos:”Divertimento en fa”, “Aria para un cello” e “Insertangos”. Alejandro Godoy se hace cargo de la reposición de “Don Quijote” Llega desde Japón Bonjin Atsugi, presentando un programa que comprende “Cuando sopla el viento”y “El banco…” El cubano Rolando Candia monta una suite de “Raimonda” y reaparece Rodolfo Lastra con nuevas e interesantes coreografías. A principio 1999 vuelve a hacerse cargo del Cuerpo de Baile del Sodre el maestro Eduardo Ramirez. En 2004 el Director es el maestro argentino Rodolfo Lastra.

Luego fueron directoras Graciela Piedra en 2006 y en 2007 Ileana Farrés. Posteriormente asumieron la Dirección las bailarinas Mariel Odera y Sandra Giacosa. Luego la Dirección, por unos meses está a cargo de los bailarines Rossana Borghetti y Alejandro Godoy.

Desde 2010 la Compañía es dirigida por el reconocido ex bailarín Julio Bocca, modificando su nombre a BALLET NACIONAL – SODRE, recobrando un extraordinario impulso que trae en forma masiva el público al nuevo Teatro Auditorio. Actualmente cada programa se presenta en más de 12 funciones, para un público que agota las entradas, superando las 22.000 entradas por ballet.

Nuevas coreografías, de autores consagrados como Mac Millan, Makarova, Hynd,etc. Bailarines invitados de primer nivel, y giras internacionales como nunca antes se habían producido. Y además se vuelven a producir las escenografías y vestuarios en el propio Teatro.