Cinco de los bailarines que fueron importantes en la carrera de la primera bailarina estrella la acompañarán mañana, en su gala de despedida.
EL MERCURIO Santiago, 20 de octubre, 1996
Cinco de los bailarines que fueron importantes en la carrera de la primera bailarina estrella la acompañarán mañana, en su gala de despedida.
Los cinco partenaires que tendrá mañana Sara Nieto, en su gala de despedida, han bailado con ella tanto en chile como en el extranjero.
Todos estaban ayer en los ensayos, junto a los directivos, solistas y cuerpo de baile del Ballet de Santiago anticipando esa emoción que seguramente hará aún más inolvidable esta velada.
Benito Marcelino. El ex primer bailarín del ballet de Stuttgart es ahora figura invitada en los principales teatros de Europa: “para mi Sara es muy importante, entre otras cosas, porque gracias, a ella vine a Chile. Nuestra relación cuando bailamos- «Carmen» (en Santiago y Stuttgart) y luego, «Eugenio Oneguin» fue muy especial, muy cercana. Como un amor a primera vista, pero llevado a esa comunicación que se establece sólo en ocasiones con tu pareja en el escenario. fue tan profundo que se transformó en una amistad que pienso continuará más allá de la danza.”
Tamas Detrich, primer bailarín del ballet de Stuttgart. “tengo los más hermosos recuerdos de nuestro primer«Romeo y Julieta» (en Santiago) y me emociona mucho bailarlo nuevamente para su despedida. También fue muy especial hacer con ella «Ana Karenina» ( en Buenos Aires). Sara es una artista maravillosa y es un como placer y un honor haber sido invitado a esta gala”.
Luis Ortigoza, primer .bailarín: “Ella fue quien logró masificar el ballet en chile. Y llevó el nombre del país al extranjero. En estos momento Sara está haciendo un aporte que tal vez aún no se valora: a partir del lunes, creo que el Teatro Municipal tendrá, un poco más de mística, que a mi juicio hace mucha falta. Cuando hagamos los ballets. que ella bailó; su recuerdo y su ejemplo nos. ayudarán a enriquecernos espiritualmente”.•
“Sara ha sido un modelo para todos. Nos ha enseñado cómo buscar la forma de hacer lo que tienes que hacer, a entregarte por entero”.
Pablo Aharonian, primer bailarín del Ballet de Santiago: “conozco a Sara hace veinticinco años. Y a través de ese tiempo, la he visto como un modelo de profesionalismo, de calidad artística, de entrega a su arte cualidades que fueron siempre in crescendo. cuando estábamos: en Uruguay, mi sueño era bailar con ella y cuando he tenido la oportunidad de hacerlo ha sido una experiencia increíble, porque Sara sabe transmitirte un apoyo incondicional.
“Su aporte ha sido enorme. Gracias a ella se empezó a conocer la parte privada del mundo del ballet. ayudó a despejar los prejuicios sobre los bailarines, porque, tanto dentro como fuera del escenario, es un modelo para todo tipo de personas”.
“Y sigue dando en Uruguay, con su nombramiento para la Escuela de Danza, ya se están obteniendo resultados que no se habían logrado en años. Sara es una gran artista y un extraordinario ser humano. Se merece lo mejor de lo mejor y eso es lo que le deseo en su nueva etapa”.
Miguel Ángel Serrano, primer bailarín del ballet de Santiago:”Sara es una especie de hito en mi carrera. puedo decir que existe un Miguel Ángel Serrano antes y después de Sara nieto. La admiré siempre, desde que estaba en la escuela. Y en 1992, cuando me eligieron para bailar «Gitsara» en la gala de la Cumbre Iberoamericana de Presidentes que hubo en Madrid, comencé a conocer la simbiosis que se puede producir entre artista y mujer. Supe cómo se podía ser un ser integral. Sin darse cuenta, Sara me ha enseñado un montón de cosas. Como que, sin deshumanizarte, sin dejar de poner los pies en la tierra, puedes vivir y entregar un mundo de fantasía. Que llegar a ser primer bailarín o primera bailarina estrella no significa perder ninguna de tus cualidades personales, como la sencillez, la humildad, el equilibrio. Que se debe saber compartir con todo el mundo y estar abierto a aceptar las cosas con la mejor disposición”.
“Es una de las pocas bailarinas que me ha hecho sentir que es una parte más de mi cuerpo, y que yo soy una parte más del cuerpo de ella… lamento mucho que deje de bailar, porque pienso que podría estar con nosotros por lo menos unos cinco años más’.
S. Ponce de León